Apología

25 de abril de 2010

Lluvia y cascotazos,
devoran la ciudad;
hombres cabalgados,
padecen la amistad.

Desde una boquense
República de Saboya,
a la Frontera recoleta;
mercachifle, ruidosa.

¡No me bajo del noventa y dos!
Bastón de rattan en mano,
entre sardinas me abrí paso,
consolando un teletrófono.

Hollín en la tarde
del Áureo Cristo;
¡Oh Prima Materia y
cerumen repulsivo!

Estos alaridos espantosos
de un cáncer petulante,
harán de mi ariete un bisturí;
[y de mi Vocación soberana]
una revuelta Exorcista.

A los abortos de Saturno,
un Espejo cóncavo.
¡Por los Cuernos de Pan!
Y la Sangre de mi Hermana.

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