Helena (Rosa Alba)

24 de marzo de 2011

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Una idea se apodera,
de todos mis sentidos.
Las vísceras se contraen
y mi alma deja de bailar.

¡Inerme! Soy un enano,
de pies enlodados,
ansioso bastardo,
felpudo de Dios.

Pétalos dorados
que brotan de la nada,
me tientan o me obligan
a ser colibrí.

Muero de hambre,
y no es pan lo que me llena;
muero de sed
y toda el agua parece salada.

De pronto la tiza
deja una marca indeleble;
de nuevo el antojo cortesano
hace mella en la plebe.

Será que…

Una idea gobierna mi voluntad;
un espejismo vestido de oro;
un demonio que no logro redimir.