de polilla maquillada.
Sobrevuela e incomoda;
vacía, pérfida y dorada.
Nada más que ofertar;
su belleza es pelusa.
¡Oh Almendro soberano!
¿te prometió dulzura…?
(A todos los ojos cansa,
la envidia o el deseo,
que una mujer cultiva,
en los llanos elíseos).
Pero los demonios hacen mella,
de una Espada abandonada;
gracia y barro sin distingo,
en el corazón de un niño.
Concupiscente polilla,
hipócrita y rubicunda,
de escocesa minifalda,
y sueños papier maché.
Sobrevuela e incomoda;
vacía, pérfida y dorada.
Nada más que ofertar;
su belleza es pelusa.
¡Oh Almendro soberano!
¿te prometió dulzura…?
(A todos los ojos cansa,
la envidia o el deseo,
que una mujer cultiva,
en los llanos elíseos).
Pero los demonios hacen mella,
de una Espada abandonada;
gracia y barro sin distingo,
en el corazón de un niño.
Concupiscente polilla,
hipócrita y rubicunda,
de escocesa minifalda,
y sueños papier maché.
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