El Tao del León

23 de marzo de 2010

Hacedor de tropicales nevadas,
prodigioso artesano de la invisibilidad,
vuando el devenir a los hombres gobernaba,
tus palabras conjuraron virilidad.

Obispo itinerante de la Casa de Dios,
Caballero diligente del Monte Seguro,
de la Sancta Cripta eres el guardián,
del Cáliz tu Sangre quisimos beber.

En fértil Tierra la Semilla esparciste,
de una raza escamosa de Sofía nacida;
la dorada cabellera de tus hijos ungiste,
en el perfume ardiente del Regio Crisma.

Por Amor a la Serpiente
tu Corona es Ley.
Por Voluntad de la Paloma,
¡Preste Jan o Zohariel!

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